En el año 2000, Chávez inicia la serie Orígenes con su técnica propia de tierras y yute, continuando la exploración de sus raíces y expandiendo su universo visual con nuevas investigaciones sobre materiales y composición.
Actualmente, vive entre Perú y Francia, pasando cada vez más tiempo en su Trujillo natal, donde ha creado dos importantes espacios culturales. En 2001, adquirió una antigua casona cerca del centro de la ciudad y la transformó en el ECA - Espacio Cultural Angelmira, que alberga el primer Museo del Juguete de Sudamérica, una pequeña galería de arte y un café-bar para artistas de estilo francés. Luego, en 2006, inauguró el Museo de Arte Moderno, que exhibe tanto sus propias pinturas y esculturas como obras de reconocidos artistas nacionales e internacionales. Estos espacios no solo han enriquecido la oferta cultural del norte peruano, sino que también se han convertido en plataformas fundamentales para las nuevas generaciones de artistas.
Durante estas dos décadas, Chávez ha seguido produciendo incansablemente, explorando nuevas formas de expresión en la pintura y la escultura. Su capacidad para reinventarse lo ha llevado a crear piezas de gran formato donde combina su dominio del dibujo con texturas y relieves que dotan a sus obras de una profundidad inigualable. Su trabajo ha sido objeto de numerosas retrospectivas en Perú y en el extranjero, destacando su exposición en el Museo de Arte de Lima y su participación en ferias internacionales de arte en América y Europa.
En que reúne en el Museo de la Nación en Lima más de 200 obras que expresan la evolución artística y personal de este ilustre y entrañable maestro trujillano. Esta muestra permitió apreciar la riqueza de su universo creativo, desde sus primeras influencias hasta sus más recientes exploraciones plásticas.
Más allá de su legado pictórico, Chávez ha sido una figura clave en la promoción del arte y la cultura en Perú. Su labor como gestor cultural ha trascendido su propia obra, dejando un impacto duradero en las generaciones futuras. Su visión y compromiso con el arte han hecho de él no solo un referente estético, sino también un promotor incansable del valor de la identidad y la memoria en la creación artística contemporánea.